viernes, 16 de noviembre de 2018

335-1850


Que corta es la vida, y que paciencia hay que tener a veces.
Estoy sentado solo a oscuras en el sofá buscando alguna excusa con la que distraer mis pensamientos de ti, cuando eres tu mi pensamiento favorito. Miro la cocina, miro la tele, escucho el tic-tac del reloj de la pared, escribo estas líneas.

Miro el reloj, son las 18:50, faltan 40 minutos para que salgas de trabajar porque hoy es viernes y sales antes. Cuando salgas, te encontrarás a 335 metros de mi. Luego girarás la calle, y correrás cuesta abajo como se que te gusta hacer aunque yo te diga que tengas cuidado. Correrás dirección contraria a la que estoy yo.

En mi cabeza, imagino que tomas la otra calle, la otra dirección, la que te lleva a mi, y yo ya no estoy sentado escribiendo estas líneas. Estoy preparándote la merienda en la cocina que antes miraba. En mi cabeza, te veo entrar cansada pero sonriendo. Te doy un beso corto y un abrazo largo. Luego dejas tus cosas y te sientas por fin, y aunque yo este centrado, en la merienda que preparo, te siento cerca a 2 metros. Siento que esta todo bien.

Pero en realidad tomas la otra dirección y te alejas de mi, cada paso, aumentan los metros, suman los minutos, las horas. Pesando cada vez más el tiempo y la distancia que nos separa.

Pienso: -Algo no estamos haciendo bien.

Luego trato de corregirme,
y pienso: -Estamos haciendo bien…
Si pretendo que en algún futuro, lo que pasó en mi cabeza, se haga realidad.

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