Si algo merece una atención, una dedicación y un cuidado tan exhaustivo, debe ser sin duda alguna para ellas. Ellas son el lugar donde eligieron acogerme, son tardes de zumos de frutas y noches de saltos increíbles rodeado de música y colores, son miles de sonrisas, muchas lagrimas de la risa y alguna que otra de tristeza, y por sus cuerpos recorre el mismo alcohol que elegimos compartir, y eso siempre me pareció algo extrañamente bonito, reduzco los momentos más felices de esta época a esos momentos de beber sentados en el parque rodeado de vagabundos. Ellas son también minutos que valen la pena esperar por verlas llegar, y son minutos echándolas de menos cuando ya se han marchado y empieza a salir el sol. Y todas estas cosas las han llegado a ser sin querer, pero yo, las valoro por ser todas y cada una de esas cosas, cada uno de esos momentos, las valoro por formar parte de mi vida, por dejar que compartan la mía con la suya.
Gracias infinitas
y recordad,
que siempre siempre siempre,
sin miedo.
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