sábado, 20 de abril de 2013

Desafío Metafísico

Era una lucha, una constante lucha entre el deber y el deseo, entre la conciencia y la naturaleza, era como un cometa resumido en una noche, que se acercaba y se alejaba, una estrella fugaz. Fugaz, como la noche, como la sutileza, como la sutileza con la que rozan los dientes la lengua al pronunciar una palabra que contenga z. Efímera, y sin embargo, eterna, infinita, como siempre ha sido. El principio no existe, se fugó en el olvido, y el final no lo encontramos, no hay segmento, solo una linea, no hay principio ni final, solo la infinita lejanía y cercanía que nos mantiene extrañamente unidos. Nuestro pequeño y secreto desafío metafísico, el estar atentos el uno del otro, el olvidarnos, el recordarnos, el alejarnos, el querernos, el emborracharnos, el amarnos. La constante lucha, la incomprensión, el respeto a la universalidad de la cosas y el desprecio a la particularidad que no vuelva ya tan particular a cada individuo. El alcohol...El quédate para siempre, aunque salgas por la puerta. El no te marches nunca, aunque ya te hayas ido. No hay dolor, solo palabras que no dicen nada, sueño, y vómito.

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