tiempo muerto

Nos hubiese costado horrores ser buenos amigos, aunque llegásemos a desearlo con todas nuestras ganas y diésemos lo mejor de cada uno!. Yo llegué a desearlo con mucha fuerza, por eso envidio a quien aun a pesar de las diferencias consiguen permanecer no muy lejos el uno del otro, la palabra los salva y el cariño los une, no un recuerdo, no la experiencia, el cariño, el del presente, el que tiene más valor que ninguno.

A ella le hubiese costado por falta de cuidado y atención, aunque esto es subjetivo, tal vez me hubiese estado dando el más justo y conveniente trato para ella, y sin embargo, resultarme poco para mi, y así hubiese sido, ya que a mi me hubiese costado justo por lo contrario, por exceso de cuidado, cariño y atención, es decir, ser un pesado. Todo es un juego de valores, necesidades, aprecio y comodidad, es lo que viene siendo la maraña de la vida, llena de casualidades y desencuentros.

Comprendí que cuanta más atención se espera de una persona, más fácil es sentirse ignorado por esta, pero de esto, nadie tiene la culpa. Fue difícil volver a ser una persona, después de lo que fuimos cuando estábamos de suerte. Sé que lo que ahora padezco son solo las secuelas del choque y la pérdida, impregnado de los restos de las palabras que no nos dijimos, los trozos de conversación que me invento mirando al techo, pasando el tiempo, sintiendo las migajas del dolor que me hacen sentir vivo.