martes, 26 de junio de 2012

Hoy odio, mañana no te dejaré

Vivo en un mundo en el que el dinero vale más que una vida humana, y la oportunidad de saber y aprender es un privilegio exclusivo. Donde unos mueren de hambre y otros de sobrepeso. Donde la comodidad adormece las mentes, los televisores se encienden y se siguen apagando las vidas. Aunque el optimismo es la única forma de sobrevivir a lo increíble mierda e injusto que es y siempre será este mundo, hay días en los que cuesta más hacerlo.

Al final cuando todo acabe,
podrán recordarme como un tío amargado o alguien que se lo paso de puta madre.

La vida es como te la tomes al fin y al cabo, a pesar de todo.
Y son en estos días, en los que más a mi pesar y con más fuerza he de recordarlo. Tiempos en los que hasta las personas más cercanas prefieren un mundo en el que la educación y la sanidad sean privadas. Obstaculizando así la libertad que podrían alcanzar las mentes, cerradas son más fáciles de esclavizar. Yo soy una de esas personas que esta condenada a ser testigo y consciente de toda esa mierda, pero eso no me impedirá que a pesar de tener una mente muy individualista y kantiana. Luche como individuo por mejorar mi vida y mi espacio, y no acepte, las cosas que por lo menos en mi entorno pueda cambiar, tal vez algún día tenga la capacidad de expandir horizontes, aunque sea poco a poco, y aunque no pueda competir contra la ignorancia, ir abriendo mentes, liberándolas y despertandolas.

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